Específicamente, pone el foco en las formas en que la infancia ha sido recordada, pensada, interpretada, representada, estudiada, en distintos períodos y desde distintas perspectivas, y para eso toma como material las memorias de infancia de algunos escritores, las conclusiones de la primera sociología "científica" y del discurso del psicoanálisis de niños desde de la década del 60, y las representaciones del mundo infantil en el arte y en fotografías.
Raquel San Martín reseña elogiosamente el libro para La Nación:
Aunque hoy la asumamos como un fenómeno natural, la infancia no siempre existió. Es, de hecho, otro de los aportes de la modernidad a la cultura occidental, como marcan sociólogos e historiadores de la cultura, quienes han analizado de qué modo, a partir del siglo XVI, los niños fueron ganando visibilidad, adquiriendo paulatinamente una identidad social propia, haciéndose acreedores de sentimientos de ternura y cuidado, y dejando de ser "adultos en tamaño pequeño" para transformarse en sujetos de derechos específicos y, más contemporáneamente, en destinatarios de una cultura infantil comercial y de marketing.
En otras palabras, a lo largo de la historia la infancia ha sido concebida y representada colectivamente de distintas maneras, de la invisibilidad a la idealización. Un aporte a las formas de pensar la infancia durante el siglo XX argentino hace en su libro Sandra Carli, doctora en Educación, investigadora especializada en el estudio social e histórico de la infancia.
(...).
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