NO QUEME SUS LIBROS IMPRESOS, LES
QUEDA UNA LARGA VIDA.
Amantes
de la tinta y el papel, recuperen el aliento. Los informes sobre la muerte del
libro impreso podrían ser exagerados.
Desde
que Amazon presentó su popular lector electrónico Kindle hace cinco años, los
expertos han asumido que el futuro de la edición de libros es digital. Las
opiniones sobre la velocidad del cambio desde la página a la pantalla han
cambiado. Pero el consenso ha sido que la digitalización, luego de dominar la
música, la fotografía y los mapas, se impondría con el tiempo también sobre los
libros. Para 2015, un experto en medios predijo hace unos años, los libros
tradicionales habrían desaparecido.
Media
década después de la revolución del libro electrónico, sin embargo, el diagnóstico
de los libros tradicionales de repente parece más alentador. Los libros de tapa
dura están mostrando una resistencia sorprendente. El crecimiento de las ventas
de libros electrónicos se está volviendo marcadamente más lento. Y las compras
de libros electrónicos de hecho se están reduciendo, en momentos en que los
consumidores eligen en cambio tabletas multipropósito. Quizás los libros electrónicos,
en lugar de reemplazar los libros impresos, terminarán cumpliendo un rol más
parecido al de los libros de audio: un complemento a la lectura tradicional, no
un sustituto.
¿Cuán
atraídos se sienten los estadounidenses a los libros anticuados? Basta con
observar los resultados de una encuesta del Centro de Investigación Pew
divulgada el mes pasado. El informe mostró que el porcentaje de adultos que han
leído un lector electrónico aumentó moderadamente durante el último año, de 16%
a 23%. Pero también reveló que 89% de los lectores habituales de libros
indicaron que habían leído al menos uno impreso durante los 12 meses
anteriores. Sólo 30% reportó haber leído al menos un libro electrónico durante
el último año.
Es
más, la Asociación
de Editores Estadounidenses informó que la tasa de crecimiento anual de ventas
de libros electrónicos cayó de forma abrupta durante 2012, a alrededor de 34%.
Eso sigue siendo una cifra saludable, pero es una marcada caída frente a las
tasas de crecimiento de tres dígitos registradas en los cuatro años previos.
La
explosión inicial de los libros electrónicos está comenzando a parecer una
aberración. Los primeros en adoptar la tecnología, un grupo pequeño pero
entusiasta, se pasó al libro electrónico enseguida y durante un período
concentrado. Será difícil encontrar más conversos. Una encuesta de 2012
realizada por Bowker Market Research reveló que sólo 16% de los estadounidenses
de hecho compraron un libro electrónico y que un abultado 59% afirma que no
tiene "ningún interés" en comprar uno.
En
tanto, el cambio desde los lectores electrónicos a las tabletas también podría
estar afectando las compras de libros electrónicos. Las ventas de lectores
electrónicos se derrumbaron 36% en 2012, según estimaciones de IHS iSuppli,
mientras que las ventas de tabletas explotaron. Cuando se ven forzados a
competir con los placeres fáciles de los juegos, videos y Facebook en aparatos
como el iPad y el Kindle Fire, los libros electrónicos pierden gran parte de su
atractivo. El hecho de que un libro electrónico no pueda venderse ni regalarse
luego de haberlo leído también reduce el valor percibido del producto.
Más
allá de las razones prácticas de la caída del crecimiento del libro
electrónico, algo más profundo podría estar sucediendo. Quizás hayamos evaluado
mal la naturaleza del libro electrónico.
Desde
el comienzo, las compras de libros electrónicos se inclinaron de forma
desproporcionada hacia la ficción, y las novelas representan cerca de dos
tercios de las ventas. Las listas de libros digitales más vendidos son
dominadas por novelas de género, como de suspenso o románticas. La lectura en
pantalla parece ser particularmente adecuada para la clase de entretenimiento
liviano que se ha vendido tradicionalmente en supermercados y aeropuertos como
libros de bolsillo masivos.
Estos
son, por diseño, los libros más fáciles de desechar. Los leemos con rapidez y
no nos interesa conservarlos luego de terminarlos. Incluso nos podría dar un
poco de vergüenza que nos vean leyéndolos, lo que hace que las versiones
digitales anónimas sean más atractivas. El fenómeno "Cincuenta sombras de
Grey" probablemente no se hubiera producido si los libros electrónicos no
existieran.
Los
lectores de textos de más sustancia, incluida la ficción literaria y la no
ficción narrativa, se han inclinado menos hacia lo digital. Parecen preferir el
peso y la durabilidad, los placeres táctiles, de lo que aún llamamos
"libros reales", del tipo que se puede colocar en un estante.
Los
libros electrónicos, en otras palabras, podrían resultar ser simplemente otro
formato, un libro de bolsillo aún más liviano y desechable. Eso encajaría con
el descubrimiento de que una vez que las personas comienzan a comprar libros
digitales, no necesariamente dejan de comprar los impresos. De hecho, según
Pew, casi 90% de los lectores de libros electrónicos siguen leyendo volúmenes
físicos. Los dos formatos parecen tener propósitos distintos.
Tras
haber sobrevivido 500 años de revolución tecnológica, el invento de Gutenberg
también podría salir airoso de la ofensiva digital. Hay algo especial en un
libro recién impreso y bien encuadernado que no parecemos ansiosos por dejar
ir.
—Carr es autor del libro "The
Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains".
Nota extraida de Wall Street Journal, publicada por revista Caplainforma
Nº 185.
Printed books connect generations, providing a tactile, sensory experience that transcends the digital age's transience. Each volume is a window into the past and a bridge to the future, capable of outlasting technological obsolescence. So, cherish your printed books, for their pages hold the power to inspire, educate, and ignite the imagination for generations yet to come. Traffic Lawyer Hanover VA
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