miércoles, 29 de agosto de 2012

Entrevista a Pablo Zunino por El doctor Lacan

Entrevista de Patricia Espinosa (para Ámbito Financiero) a Pablo Zunino por su obra El doctor Lacan. Ensayo escénico de living.

Pablo Zunino: «Lacan era muy jodón. Tenía una casa de campo en Guitrancourt en la que organizaba fiestas durante los fines de semana. Le gustaba disfrazarse, cantar y bailar».


Jacques Lacan, revolucionario del psicoanálisis, dejó una huella indeleble en la cultura del siglo XX y a tres décadas de su muerte sigue generando controversias. Ahora es protagonista de una comedia «a la inglesa» en la que interactúa, a puerta cerrada, con su fiel secretaria Gloria González. La ficción presenta a Lacan a punto de dar una conferencia a la que no asistirá nadie, debido a una huelga de estatales. Acostumbrado a convocar multitudes, el incidente le genera un gran conflicto.
 
Este espectáculo, escrito y dirigido por el psicoanalista y periodista Pablo Zunino, lleva por título «El doctor Lacan. Ensayo escénico de living», y se ofrece (en funciones preestreno) en un Palacio Art Nouveau de zona centro, con la actuación de Mario Mahler y Silvia Armoza.

Periodista: ¿A qué se debe tanto secreto?
Pablo Zunino: Tomé la idea de un espectáculo que vi en Paris. Citaban a la gente en una esquina y de ahí la llevaban a un castillo de las afueras. Los que vienen a ver el espectáculo es porque tienen muchas ganas y de ellos depende que haya más funciones. Me gusta la idea de hacer un paralelo con el tratamiento psicoanalítico. A éste lo sostiene la demanda del analizado y a un espectáculo teatral lo sostiene la demanda del público.
P.: ¿Cómo definiría a esta obra?
P.Z.: Pretendí hacer una comedia brillante al estilo inglés y muy burguesa, en la línea de Noel Coward. También le sumé algunas bufonadas a la francesa y un numerito de varieté. Le aclaro que Lacan era muy jodón. Tenía una casa de campo en Guitrancourt en la que organizaba fiestas durante los fines de semana. Le gustaba disfrazarse, cantar y bailar. Bien podría haber sido un personaje de la película «Medianoche en París» de Woody Allen. Si no lo incluyó es porque en los Estados Unidos nadie lo conoce. Acá lo vemos ensayando con su secretaria un numerito de varieté español titulado «La enana freudiana».
P.: ¿Cómo llegó a esa idea?
P.Z.: Se me ocurrió porque Gloria era asturiana y de padre republicano. No hay muchos datos sobre ella y nunca hizo una declaración pública ni en vida de Lacan ni después de su muerte. Se podría haber hecho millonaria escribiendo un libro tipo «Chez Lacan» o «Lacan y yo». A mí me pareció muy valioso y respetable su silencio, pero también me sirvió para recrear el personaje con mayor libertad. Yo le atribuí, entre otras cosas, una estirpe teatral. Entre los datos verdaderos figura su casamiento con el congoleño, Abdoulaye Yerodia, profesor de filosofía y chofer de Lacan que terminó siendo vicepresidente del Congo. Como verá son personajes algo estrafalarios.
P.: ¿Fue una buena interlocutora para Lacan?
P.Z.: No estaban en una total paridad, pero se le puede suponer cierta inteligencia. Teniendo en cuenta que ella llegó a París a los 15 años sin hablar nada de francés, y que empezó limpiando los baños de Lacan y terminó siendo su secretaria, obviamente no era tonta. y además se encargaba de transcribir en estenografía todo lo que se decía en los seminarios. Debió ser muy hábil para estar junto a Lacan durante 30 años. Él era un tipo brillante, de un histrionismo desatado y un humor muy agudo, pero a la vez estaba lleno de caprichos, tenía mal carácter y era un Don Juan.
P.: ¿Cómo era con sus alumnos?
P.Z.: Sus clases en la universidad no eran clases comunes, eran como un happening o una performance. Eso se puede ver en youtube. Hay un video donde un estudiante se brota y le tira un vaso de agua a la cara. Pero esto no es un resumen de su vida, ni es una obra pedagógica sobre su enseñanza. Hay mucha acción y varios conflictos, entre ellos la ausencia de los estudiantes ¿Se debió a la huelga o fue por otras razones? Por otra parte, Lacan tenía grandes dificultades para escribir. Lo básico de su enseñanza transcurrió de manera oral y como era un excelente orador, siempre atrajo mucho público. Podríamos pensar que sin ese público que sostuvo sus seminarios durante tantos años quizás la obra de Lacan no existiría.
P.: ¿Necesitaba del estímulo del público para desarrollar su pensamiento?
P.Z.: Eso creo. El no llevaba las clases muy armadas, apenas unas pocas notas y el resto lo improvisaba. El necesitaba del público como lo necesita un actor de teatro; porque un tipo que actúa solo, está ensayando o está loco. Por eso imaginé a un Lacan casi desesperado ante la falta de público.
P.: Le dio un perfil muy humano.
P.Z.: Mucha gente creyó que iba a ver una cosa más críptica e intelectualosa y se encontró con una comedia de salón. Como toda vaca sagrada, sigue siendo endiosado por algunos sectores; yo preferí mostrarlo con cierta desfachatez y un humor cáustico y de cachada, pero no verdugueador. No quise eso. Creo que la argentina está enferma de verdugueo y ahora se lo confunde con el humor.

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