jueves, 29 de marzo de 2012

El dispositivo de la persona

El dispositivo de la persona, de Roberto Esposito:

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Después de las dos guerras mundiales, el léxico conceptual moderno, tan fuertemente embebido de categorías teológico-políticas, ya no está en condiciones de desatar los nudos que desde muchos puntos nos constriñen. Lo cual no quiere decir que haya que rechazarlo en bloque, ni siquiera en sus segmentos individuales —como, por ejemplo, el de persona—, sino inscribirlo en un horizonte a partir del cual se pongan finalmente de manifiesto sus contradicciones más visibles, para hacer posible, necesaria, la apertura de nuevos espacios del pensamiento. De eso se ocupa este libro.

Recomendamos la reseña que del nuevo libro de Roberto Esposito hace Pablo E. Chacón. Se trata de "Las enigmáticas máscaras de la personalización"; aquí un fragmento, que incluye citas comentadas:
“En contra de una ideología (el nazismo) que había reducido el cuerpo humano a los lineamientos hereditarios de su sangre, esa filosofía se proponía recomponer la unidad de la naturaleza humana, ratificando su carácter irreductiblemente personal”. Para Esposito no es casual que el pensador católico Jacques Maritain, uno de los redactores de la Declaración del 48, defina a la “persona” como “un todo,  señor de sí mismo y de sus actos”, únicamente si ejercita un pleno dominio sobre su “parte animal”, o sea, en términos de Esposito, su impersonalidad.
Desde este punto de vista, el proceso de personalización de algunos es el espejo invertido de la despersonalización de otros. Como dice el filósofo italiano, “’persona’, en la antigua Roma, es quien es capaz de reducir a otros a la condición de cosa. Así, de modo correspondiente, un hombre puede ser considerado ‘persona’ sólo de otro proclamado ‘persona’”. En las antípodas de esta concepción también pueden entenderse las críticas a los derechos universales de Jacques Derrida (que trata la cuestión en su último seminario, “La bestia y el soberano”, publicado en castellano por la editorial Manantial); también las de Agamben y de Alexander Kojeve (“El hombre es producto de la tensión entre su animalidad y su humanidad. Y tan monstruoso es un hombre sólo animal, como un hombre sólo humano”). A esta reacción antihumanista se suma Esposito.
Aquí la nota completa.

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